Valencia es naturaleza, arte, cultura, historia, deporte, diversión, gastronomía, música y color… ¿Te extraña pues que también sea Patrimonio de la Unesco? Ven, te enseño algunos de sus rincones.

Ya lo cantaba Alberto Cortez en los años 70, “Si la montaña no viene a mí, yo me voy a la montaña”.

Corren tiempos duros, no hace falta decirlo, por lo que se me antoja la idea de, temporalmente, voltear las frases. Si no podemos, de momento, ir a la montaña, haremos que ésta venga a nosotros.

Así que, quédate en tu sillón. A él te haré llegar hoy una de nuestras ciudades,  esas ricas en todo lo que sea menester pero a las que, a menudo, con esto de tenerlas tan a mano, no damos su justa importancia. Esas cuyos habitantes se están mereciendo una “ola” de las grandes.

En una anterior ocasión definí Valencia como: “es música, es color, es naturaleza. Es arte, es cultura, es historia… es monumentalidad, tradición y futurismo… Es deporte, diversión y gastronomía… es parte del Patrimonio de la Unesco…”

Parece exagerado, pero ya os aseguro que no. No voy a explayarme en cada apartado, eso ya lo iremos haciendo poco a poco en artículos venideros pero, vayamos desmigajando:

VALENCIA ES HISTORIA

Así es. Y la revivimos al recorrer los restos arqueológicos romanos de la Almoina y sus estupendas recreaciones. Gracias a ellas no sólo vemos lo que hay sino lo que había y cómo y por qué se utilizaban las distintas dependencias.

Restos arqueológicos romanos de la Almoina en Valencia

O al ascender por las bonitas Torres de Serrano y las de Quart, medievales, ambas defensoras, antiguas puertas de la ciudad y que en algún momento se utilizaron como pequeña cárcel de nobles y de mujeres respectivamente.

Torres de Serrano, defensivas de la ciudad medieval

Imagen de las Torres de Serrano de Milka Rabasa

VALENCIA ES ARTE

Buen ejemplo lo tenemos en el IVAM, con sus exposiciones contemporáneas, o en el museo de San Pío, para mí, digamos, más «entendible», que alberga importantes obras, entre ellas, algunas de dos de sus hijos predilectos, Sorolla y Benlliure.

Pero no sólo se trata de museos. Igualmente son de admirar multitud de iglesias,  de la talla, por ejemplo, del Patriarca, también colegio y seminario, Monumento Nacional y Bien de interés Cultural, que custodia pinturas de Ribalta, El Greco, Caravaggio, Van der Weyden…

O de la Iglesia de San Nicolás, cuyos frescos se han dado en denominar la Capilla Sixtina Valenciana.

Capilla Sixtina valenciana iglesia San Nicolás

Imagen de visitvalencia.com

Y qué decir de la Torre de Santa Catalina, compitiendo en elegancia con el Miguelete, el campanario de la Catedral, una de las más típicas estampas de la ciudad.

Fachada de la Catedral de Valencia y torre del Miguelete

Catedral y Torre del Miguelete.  Imagen de visitvalencia.com

Y  hablando de la Catedral, ¿sabéis cuál es su tesoro más preciado? La Capilla del Santo Cáliz.

¿Por su increíble retablo de alabastro? Podría, sin duda, pero no.

Como su propio nombre indica, por el Cáliz,  porque no es uno más, sino nada más y nada menos que el que con bastante probabilidad fue el Santo Grial utilizado por Jesucristo en la Última Cena. Sí, en serio.

Hay tres cálices en el mundo con posibilidades de ser el legítimo y el nuestro, por la documentación existente de todo su periplo a través de los siglos, es el que lleva más papeletas.

El Santo Grial en la Catedral valenciana

Pero no busquéis entre esos muros sacros la imagen más loada de la ciudad. La Virgen de los Desamparados, patrona de Valencia, a la que cada año miles de lugareños acuden en ofrenda floral con su lagrimilla en los ojos, es visita casi obligada y se encuentra en un edificio anexo. Sobre su leyenda y alguna que otra curiosidad… mejor os dejo en ascuas por ahora.

Capilla de Virgen de los Desamparados patrona de Valencia

VALENCIA ES MONUMENTALIDAD 

Tómate un ratito de relax ¿Sabes que tenemos un frondoso paseo en el antiguo cauce del río de unos 9 km de longitud? Zonas deportivas, infantiles… uno de nuestros grandes pulmones.

Después pasa al asfalto y deléitate con la espléndida fachada de alabastro del Palacio de los Marqueses de Dos Aguas. Entra en su interior e imagina en sus atractivos salones la vida acomodada de épocas pasadas.

Salón del Palacio del Marqués de dos Aguas valenciano

Imagen de Trip Advisor

Contempla las bonitas arcadas de la Plaza de Toros,  y los  sugerentes edificios modernistas salpicados por la ciudad. Mis favoritos son tres:

La Estación del Norte, la de trenes, a la que llegan miles de personas y en su ansia de mirar el plano no todos se fijan. Su decoración a base de madera, cerámica vidriada, mármol, azulejos… te transporta nuevamente a otra época. Acuérdate de lo que te digo, cuando la pises, la expresión que te vendrá a la boca será “qué bonita”.

Azulejos de la estación del Norte de Valencia

Imagen de valenciasecreta.es

El Mercado de Colón y su espléndida estructura. En la actualidad lugar de reunión por sus agradables cafeterías.

Entrada del mercado de Colón de Valencia

Imagen de Lourdes Olmos

Y el Mercado Central, que lo encuadraríamos dentro de los top 10 turísticos de la ciudad y une, a su ya increíble estructura, una espectacular cúpula y unos puestos de todo tipo de productos, tan escogidos, que invitan a la gula.

Cúpula del Mercado Central de Valencia

VALENCIA ES GASTRONOMIA

En cualquiera de los dos Mercados podrás hacer, como decimos por aquí, una paraeta. Sí, porque Valencia también es gastronomía, y mucha.

Así que ni se te ocurra marchar sin saborear una auténtica paella, que si no es aquí ya me dirás dónde mejor la vas a encontrar.  O un all i pebre (guiso de anguilas), o una fideuá (fideos con marisco), o un esgarraet (aliño de pimiento y bacalao), o simplemente una horchata fresquita con fartons.

Eso sí, te advierto que tendrás un serio problema cuando leas la carta: paella de verduras, de carne, de marisco, de setas y foie, arroz al horno, arroz negro, arroz del senyoret, arroz a banda, arroz meloso… Es que lo complican, de verdad. En mi casa cuando se comía arroz, era arroz… y punto pelota.

Arroz negro valenciano con alioli

Se hace extraño ver el arroz negro pero su sabor es exquisito. Encontré una receta aquí    ¿Te atreves con ella?

 VALENCIA ES FUTURISMO

Sí, es precursora, y si no ya me diréis qué os sugiere el conjunto de la Ciudad de las Artes y las Ciencias. Lo conforman varios edificios:

El Museo de las Ciencias, entretenido para peques y adultos, interactivo a tope.

Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia

El Hemisferic, cine 3D con pantalla en el techo y proyecciones educativas. Aunque son muy interesantes, los sillones son realmente tentadores. Ojo con los ronquidos.

Hemisferic, cine 3D de la Ciudad de las Artes de Valencia

El Oceanografic, el mayor acuario de Europa. Maravilloso. Yo me quedo con el túnel acristalado que casi te permite tocar a los tiburones, con el salón de actos cuyo telón de fondo es un inmensísimo acuario y con el espectáculo de delfines.

Oceanografic de Valencia, el mayor de Europa al atardecer

El Umbracle, bajo cuyo espectacular armazón merece la pena pasear un ratito descubriendo las cientos de variedades de plantas mediterráneas.

Umbracle, jardín mediterráneo de la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia

El Palau de las Artes Reina Sofía, donde la música clásica campa a sus anchas cada temporada.

Palau de las Artes Reina Sofía en Valencia, centro de ópera

Y por último, el Ágora, un edificio diáfano, cuyo techo se cierra o abre según convenga, y que acoge puntualmente acontecimientos como campeonatos de tenis o de equitación.

No me digáis que los edificios no son espectaculares. Con el sello inequívoco de Santiago Calatrava. Para bien y para mal, todo hay que decirlo.

VALENCIA ES LUZ Y NATURALEZA

¿Agotados de tanto patear? Pues siempre te quedará la playa para un descansito. En la misma ciudad, todo un lujo, tenemos El Cabañal y la Malvarrosa, llenitas además de restaurantes y con paseo de la fama incluído, que aquí no nos privamos de nada.

Pero si de verdaderos remansos de paz hubiéramos de hablar, aquí al ladito, a quince ó veinte minutos en coche, hallarás el parque natural de La Albufera, espacio protegido. Pasear al atardecer en una barca saboreando el silencio, alguna superviviente barraca, los arrozales, las aves acuáticas…  es placer de dioses.

Atardecer en la Albufera de Valencia

Imagen de Ollie O en Trip Advisor

VALENCIA ES DIVERSIÓN: LA CIUDAD PARA TODOS

En cuanto a diversión, Valencia es la ciudad para todos. Si buscas marcha, la hay,  a veces demasiada diría yo.

Y si vas en familia, además de todo lo ya mencionado, no olvides el Bioparc, un preciosísimo zoo, cuidado al detalle, en el que las jaulas brillan por su ausencia. Disfrutarás como un niño, o tal vez más: leones, gacelas, orangutanes, reptiles, aves… en lo más parecido a su hábitat natural. Incluso podrás comer a escasos metros de las jirafas.

Zoo sin rejas, bioparc valenciano

Imagen de bioparcvalencia.es

VALENCIA ES PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD

Para finalizar, no porque no haya más que mostrar, sino porque os quiero dejar la miel en la boca, Valencia es parte del Patrimonio de la Humanidad. Así lo han merecido:

  1. La más que centenaria reunión en plena calle del Tribunal de las Aguas,  que semanalmente aún sigue dirimiendo los conflictos de riego de las distintas comarcas.
  2. La maravillosa Lonja de la Seda, en la que destaca sobremanera la Sala de Contratación con sus  majestuosas columnas y unas bóvedas repletas de nervios que no dejan indiferente.

    Lonja de la seda de Valencia, Patrimonio de la Unesco

    Imagen de whc.unesco.org

3. Y, cómo no,  la fiesta de las Fallas, esa fiesta que, a pesar de no celebrarse este año, o precisamente debido a ello, dejará huella profunda.

Nos instan al mes de Julio para su celebración. Confiamos en ello, con toda la fuerza de nuestro ser. Eso significaría que el sueño venció a la pesadilla.

Mientras tanto, como si de un monumento indultado se tratase, nos queda ese busto gigante que a todos emociona.

Imagen de 20minutos.es

Parte de la que hubiera sido la falla del Ayuntamiento de este año se ha convertido, añadiéndole improvisadamente una mascarilla, en todo un símbolo de la realidad actual.

El significado original de esa falla junto a su lema, “Acó també passará”, “Esto también pasará”, casi parecen premonitorios. A mí me erizó la piel. Pero esa es otra historia a la que, si sentís curiosidad podréis acceder clickando justo aquí.

Valencia, ciudad en la que recalé con cierto recelo. Siendo la tercera capital de España, me parecía demasiado grande para vivir. Hoy, veinte años después, me costaría prescindir de ella.

 

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