Qué me llevo. Cosas necesarias o superfluas a la hora de hacer tu maleta con destino  a Indonesia. Tipo de ropa, medicinas… imprescindible cámara de fotos

Qué me llevo. Esta es una cuestión a la que ante cualquier viaje le das mil vueltas, le preguntas a todo el mundo y le vuelves a dar otras mil vueltas, máxime tratándose de un país en el que hay como dos mundos, el tremendamente turístico de Bali, de mayoría budista y el tremendamente conservador de casi todo el resto, de costumbres musulmanas.

Al final, entre los consejos y la lógica, te vas decidiendo.

REPASANDO EL EQUIPAJE

Ya estoy en el avión Amsterdam-Jakarta. Creo que metí todo, pero como tengo 16 horas por delante, hay tiempo de repasar mentalmente si me he dejado algo olvidado, así me quedo tranquila.

La verdad es que no sé para qué, a ver quién se da ahora la vuelta, pero seguro que no soy la única que lo hace. Creo que pocos se resisten a  la verificación, aunque ya no tenga remedio.

Viajando en avión hacia Indonesia

A ver, comienzo, siguiendo el consejo que suele dar mi marido, cuando ya tenía todo el equipaje preparado, lo abrí de nuevo, saqué la mitad de la ropa y puse el doble de dinero.

Bueno, realmente saqué  ropa porque no me cerraba la maleta y el dinero se quedó igual, pero algún día le haré caso, de verdad, porque lleva toda la razón.

Saco mi notita amarilla y repaso.

Lo primero primerísimo que no podía olvidar era la cámara de fotos, con su cargador y al menos dos baterías y dos tarjetas de memoria. No ya sólo por si una se estropea o se pierde, sino porque como de costumbre, no daré abasto disparando.

Puesta de sol en Lombok

MEDICINAS

Paso a las medicinas. Llevo las que tomo a diario en cantidad suficiente, y aquellas que pudieran hacer falta en caso de algún problema leve y conocido: gotas para sequedad de ojos, ibuprofeno o paracetamol para dolor moderado, antidiarreico, algún antibiótico por si acaso…

Allí seguramente habrá de todo, pero mientras me aclaro y no con el idioma y demás, mejor ir prevenidos.

Metí la cartilla de vacunación, que si me preguntan nunca recuerdo lo que tengo puesto y lo que no. Ya sé que como no voy a entrar en la selva no me exigen ninguna vacuna, pero por si las moscas, nunca se sabe si cambiaré de plan.

El seguro médico, estuve en duda y al final no me dio tiempo a contratarlo. Cierto es que nunca viene mal. Cruzaré los dedos. Tranquiliza saber que, si tengo la mala suerte de enfermar allá y no es algo grave que conlleve hospitalización,  el coste de la medicina privada es bastante más asequible que en España.

Loción anti mosquitos llevo a mano porque como llego al atardecer me vendrá bien ponérmela enseguida. En el peor de los casos, si la olvidé compro allí nada más llegar. La venden por todas partes, tanto la loción pre como la post picadura.

Antimosquitos, productos necesarios en Indonesia

Una de las marcas más conocidas en Indonesia

Hice bien en poner también el protector solar, el astro rey en los países tropicales suele jugar muy malas pasadas, aunque sólo vayas caminando por la calle; no te digo ya si alquilas moto para moverte por allí.

Y que me perdonen las personas pudorosas, pero hay algo super importante en lo que no se suele caer y son los tampones. Sí señor, mejor llevarlos porque salvo en muy contados establecimientos de zonas turísticas, de momentono allá son inexistentes .

LA ROPA

No llevo trajes de pitiminí, no se suelen usar, prima la ropa cómoda e informal (bermudas, camisetas, algún pantalón largo, mejor anchitos que son más frescos, una sudadera porque depende de la zona puede que por la noche haga fresco…).

Ni se me ha ocurrido traer prendas sintéticas, claro que no, me empaparía aún más de sudor. Sólo algodón y lino, aunque este último es más delicado y se arruga mucho, no sé si merecerá la pena. No obstante, ahora que pienso, pocas veces uso la plancha en Indonesia, la humedad es tan grande que la mayoría de las arrugas caen solas.

Si surgiese algún evento importante, ya buscaría algo que ponerme. Además, quedaré genial si acudo con ropa típica local, un sarong de batik y un blusón son más que suficientes. No hace falta ni que la compre, la puedo alquilar.

Boda musulmana en Indonesia

En una boda. Al centro los novios, en los laterales mi amiga-profe Darma, y yo.

¿Pareo? Lo taché, para qué, allí hay tantos, tan bonitos y tan baratos, que seguro me cogeré más de uno. Y meto bañador por la costumbre, pero los locales, sobre todo las mujeres, se bañan vestidos, tanto en piscina como en playa, así que como falta, falta…

Bañistas vestidos en una playa indonesia

Con un grupo de bañistas

Tampoco llevo joyas, casi ni bisutería, con el calor que hace todo suele molestar, es más, estos anillos me quedan justitos, allá tal vez ni me los pueda poner y quitar, los dedos estarán  dilatados. Bueno, así tengo la excusa de adquirir algo de artesanía local.

REGALITOS Y ENCARGOS

Qué ganas de ver a la gente. Hice bien en marcar como imprescindible los regalitos y los encargos. En un país tan lejano y distinto, se agradecen infinito.

Objeción hecha a las patitas de jamón, que eso siempre se acepta de buen grado, o de los socorridos bombones que te sacan de más de un apuro de última hora, ¡quién me iba a mí a decir que iba a obsequiar comida alguna vez,  con la rabia que eso siempre me dio!

Jamón serrano, Comida que llevo de regalo a Indonesia

¿La cara de felicidad era por mí o por el jamón? Mejor no pregunto.

Pero es que, cuando estás fuera de casa, lo que más ilusión hace es una bolsa envasada al vacío con jamón o chorizo, o las dos cosas juntas, o queso, o salchichón, o aceite de oliva, o paté, o vino aunque sea de tetrabrik… hasta un paquete de garbanzos se agradece. Y si cambiamos cada  “o” anterior por una “y”, mejor que mejor.

Comida que llevo de regalo a Indonesia

Cara de felicidad ante la butifarra que me regaló mi amiga C.M., alias La Sirenita

También metí algunos detalles para los conocidos indonesios. Ellos tienen mucha costumbre de regalar cuando te vas de viaje, no tanto regalo para tí sino para que lo lleves a tu familia, aunque no la hayan visto en la vida.

Mis hijas y yo hemos recibido ya alguna cosita a pesar de que aún no nos conocen. Así que hay que corresponder, además es lo que esperan, es la costumbre. No es necesario nada caro, el detalle es lo que cuenta.

Tampoco me olvidé de ningún encargo. Hasta compré alguno repe para quedarme yo también. Y es que es complicado encontrar algunos artículos allá, sobre todo si  buscas un poco de calidad.

Como ejemplos: unas sábanas de algodón, ya que las que venden son siempre sintéticas y dan mucho calor. O un maquillaje que te ponga color en la piel en vez de aclarártela que es lo que anhelan allí las mujeres.

Mujer indonesia con maquillaje blanco

Observamos aún más las marcas del maquillaje blanco en las cejas y bajo los ojos

A los que vamos a pasar en Indonesia una buena temporada no nos viene mal llevar un delantal, que los locales no saben lo que es ni entienden para qué lo usamos. También nos irá genial un abrebotellas, por si alguna vez cae una botellita de vino, ambas cosas difíciles de encontrar fuera de Bali o Jakarta debido a la prohibición del consumo de alcohol para la mayoría de la población indonesia.

Y una cosa que puede parecer tonta, pero que para un expat tiene su sentido, una tapadera para dar la vuelta a las tortillas. Ya sé que se puede hacer con un plato, pero hay quien no se apaña. Allá no se venden tapaderas sueltas y las que vienen con los cacharros de cocina, tienen un filo vertical que te impide una «buena maniobra».

Y a ver, aún en el culo del mundo, qué hay más importante en una mesa española que una tortilla de patatas como Dios manda, bien hermosa y redondita.

Comida de expatriados españoles en Makassar Indonesia

Una de esas reuniones en las que se hace imprescindible una tortilla como Dios manda

Bueno, pues parece que no olvidé nada. Y menos mal que medí y pesé bien la bolsa de mano y no me la hicieron facturar. ¿Metí dentro las bermudas, la camiseta y las sandalias? Sí, sí, seguro. En cuanto aterrice entro en un aseo y me cambio de ropa, en caso contrario lo pasaré mal, la humedad y las altas temperaturas se dejan notar ipso facto.

Espero que luego me quepa en ella el abrigo y las botas para que no me incordien, porque no sería la primera vez que al final no me entran con todo lo que metí en casa en el último momento con el por si, por si.

Ufffff, menos mal que llevo todo. ¡Ya puedo dormir tranquila! ¿O mejor lo repaso de nuevo?

 

 

ARTÍCULOS RELACIONADOS