Primeros días en una ciudad Indonesia: Qué debo meter en el bolso, el impactante efecto de algunas calles, el jet lag, el cambio de clima…
EL JET LAG
Tenemos en este momento 7 horas de diferencia con España, 6 cuando cambien de nuevo la hora allá. Aquí no la cambian nunca. Siempre amanece sobre las 5,30 de la mañana y anochece sobre las 6,30 de la tarde).
A la somnolencia se une el afán de mi marido por ponerme al día de lo que se debe o no hacer, cómo funciona todo lo de la casa, los bancos, dónde están los supermercados… además de presentarme a locales y expatriados, todos de golpe. Total, que con el atontamiento que llevo, mezclo datos, me olvido de caras…
LAS CALLES

Para evitar esta vía, a la vuelta decidimos tomar una ruta distinta. Y, en este otro sitio desembocamos en una de esas que me decía, “verás qué bien controlo ya las calles”:

¿Podéis imaginar los botes que dimos con la moto tanto a la ida como a la vuelta? Pues al abombamiento de cabeza citado anteriormente, sumadle los andares de pato por las agujetas de piernas y posaderas… vamos que, si no fuera por lo que es, más de uno pensaría mal viéndome de esas pintas.
FUNDAMENTAL NADA MÁS LLEGAR A INDONESIA
En resumen, que entre unas cosas y otras, parezco algo lela, así que decido hacer alguna pequeña cosa para ver si me empiezo a aclarar:
Ya sé que estamos en el siglo XXI y se suele usar el móvil, pero la experiencia es la experiencia, y el móvil tiene la mala costumbre de quedarse sin batería cuando más lo necesitas, o de quedarse olvidado en casa, o de no funcionar en lugares sin cobertura. Por contra, los métodos de toda la vida no suelen fallar.

SEGUNDO
- Necesariamente Clínex, porque raramente encuentras papel higiénico en los baños. Si se te acabaron y has de buscar, no preguntes en la tienda por Clínex, aunque parezca un nombre universal, ni tampoco busques en el google traslator “pañuelos de papel”, no lo entenderán, simplemente dí “tisú”.
- Algún antimosquito, ya sea en emulsión, pulserita… por si acaso te llega el atardecer. Si también te cabe un antihistamínico, mejor, porque siempre llegas tarde a ponerte el repelente.
- Móvil (y cargador), en el que también anotarás el tfno. de los taxis, porque aunque suele haber bastantes, si te coge una lluvia, que aquí son lluvias de verdad, nada de chirimiris, ya te anticipo que no vas a salir a buscarlos.
- Monedero con billetes pequeños, de 10.000 y 20.000 rupias, porque los taxis casualmente casi nunca tienen cambio, y billetes de 2.000 (0,15 céntimos de euro), cuantos más mejor, porque se dan de propinilla para todo.

Imagen de disfrutabali.com
- Alguna pastillita Tanagel (o similar), por si las moscas.
- Yo, además siempre llevo la cámara de fotos, aunque casi nunca la saco a tiempo.
- Y ya me olvidaba de una cosa, la crema solar. Eso de, «qué bien, con tanto solecito, verás qué pronto me pongo morena», ni pensarlo, aunque seguro que nadie me hará caso y luego bien que me recordaréis. Si al principio no usas protector te quemarás, sí o sí, si es que te atreves a caminar por la calle o ir en moto, claro.
TERCERO

Tendré que tomar cartas en el asunto, pero mientras tanto, no me queda otra que, o ducharme a la velocidad del rayo, dando pequeños botes, cosa que al final no sé si resultará relajante, o coger agua en un balde, calentarla, mezclarla con agua fría y ducharme como cuando era pequeña, con el cacito. ¡Aaaay, aunque sólo sea por la nostalgia de los viejos tiempos, elijo la segunda opción!
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