Venciste, no lograron arrebatarte tus mejores recuerdos. Sevilla y el Parque de Mª Luisa pueden estar bien orgullosos. Ya nunca será para nosotros el Parque de María Luisa a secas. Por derecho propio, es también el tuyo.

Hoy vais a permitirme hacer un post distinto a todos los demás publicados hasta ahora.

Uno de los motivos que me movieron a comenzar este blog fue mantener informadas a las personas más allegadas, y muy especialmente a una, de mis vivencias allende los mares.

Regresar a España antes de lo previsto fue originado por la necesidad de esa persona de contarme sus propias historias. Las historias de “una joven”, una joven tremendamente especial en mi hogar.

 

Abu de joven mi foto favorita

Estar en mi tierra hace que, de cuando en cuando, algunos sentimientos afloren con desgarradora fuerza. Y este año fue el primer día de S. Antonio de mi vida que no me levanté directamente a llamarte.

Durante los dos últimos años nos has transmitido energía y alegría.  Algunos días no tenías muy claro quién era yo, pero no dejaste por eso de acariciarme.

Tampoco sabías dónde te encontrabas, pero los detalles que aportabas de tu casa y pueblo natal no dejaban de asombrarnos.

El saucejo, fuente

Sin apercibirte del paso del tiempo, revivías intensamente tu juventud y, con ella, tu orgullosísima raigambre sevillana.

cumpleaños de abu

¿Y qué sería Sevilla sin su Parque de Mª Luisa?

glorieta a becker parque Maria Luisa Sevilla

Imagen de flickr

Recordabas la estrofa inicial de una poesía que jamás había oído yo:

 “Oiga usted, amigo ¿ha estado usted en Sevilla?

¿No? ¿Que no ha estado usted?

Pues no sabe usted lo que es un vergel,

No lo sabe usted, se lo digo yo”

 ¡Tanta ilusión tenías por repasarla completa!

Fuente de las ranas en parque María Luisa de Sevilla

Imagen de traveler.es

No dudamos en buscarla pero, los años en que asimilabas libros y más libros, quedaron atrás. Y aunque leías muy concentrada, nos conmovía saber que dos minutos después no recordarías haberla tenido en tus manos.

Pero ¡qué importaba! Cada vez que veías la poesía sobre la mesa te llevabas la alegría de descubrirla por “primera vez”. Y nos gustaban tus facciones emocionadas cuando la oías recitar  mientras visionabas en el ordenador las imágenes de tu parque querido, el parque de Mª Luisa.

plaza de America en Sevilla

Imagen de wikipedia.org

Hasta que un día quedamos boquiabiertos cuando, con una pequeña ayuda al comenzar algunos párrafos, la recitaste completa. ¡Y mira que es larga y difícil! ¡Con alevosía! Unos cuatro minutos con entonación castiza y teatrales movimientos hicieron brotar aplausos y lágrimas al tiempo.

¡Cuán orgullosos nos sentimos! No eras consciente de ello, pero le plantaste cara a ese desagradecido compañero que es el alzheimer.

Te robó muchos momentos pero aún he de agradecer que ese mismo agujero negro sirvió para lanzar al vacío muchas de las adversidades del camino.

abu tras pintar su último cuadro

Te fuiste. Te fuiste como llegaste a esta casa hace veinte años, discreta.

Nos dejaste para siempre los recuerdos que no te pudieron arrebatar.

Mamá de pequeña con tío Salvador

Nos dejaste prudencia y  una alegría que la vida no te había permitido disfrutar plenamente hasta estos últimos años.

abu hablando por teléfono

 

Pero sobre todo nos dejaste amor.

Para nosotros, el parque ya no es sólo de Mª Luisa.

Es también, por derecho propio, por ese brillo en los ojos cada vez que lo nombrabas, de «Antoñita H. y otras hierbas», como solías denominarte al bromear. O mejor, de ABU, como te gustaba que te llamaran «tus niñas».

abu abrazando a las niñas

Con el vídeo de la poesía del Parque de María Luisa que te hacía vibrar te despedimos en una bonita ceremonia, para que te sintieras acompañada en tu nuevo transitar. Con el mismo vídeo me despido ahora. De estas líneas, que no de tí.

Oiga, oiga usted amigo, ¿que no ha estado usted nunca en el Parque de Mª Luisa?

Pues no sabe usted lo que es un vergel, no lo sabe usted, se lo digo yo.