La Nao Victoria marcó un hito al circunvalar la Tierra. Recorrimos su réplica. Te la muestro y de paso te cuento algunas curiosidades. Vamos.
Hace poco más de un año me emocionaba poder unir directamente Indonesia, origen y plato fuerte de este blog, con España.
El artículo que dio lugar a ello estaba dedicado a la isla de Tidore. Allí, navegando por Occidente, arribó la nao Victoria en 1521 capitaneada por Juan Sebastian Elcano.
Demostraba así que había una ruta distinta para llegar a las ansiadas islas de las especias. Aquellas especias, clavo y nuez moscada, que en los siglos XVI-XVII eran tanto o más ambicionadas que el oro.
Sirvió también este viaje de la nao Victoria para demostrar que la tierra era redonda ya que, tal como rememorábamos, un año después llegaba al puerto inicial, consiguiendo una de las mayores hazañas de todos los tiempos, ser los primeros en dar la vuelta al mundo.
RÉPLICAS DE LA NAO VICTORIA
Pues bien, la Nao Victoria atracó no hace mucho en Valencia y, por supuesto, me faltó tiempo para visitarla.
Obviamente no era la original. Esa llegó bastante maltrecha y más tarde desapareció en otra travesía. Pero me estremecí como si lo fuese.
Existen tres réplicas de la Nao Victoria. Una argentina, una chilena y una española.

Esta es la réplica argentina
Hoy nos recrearemos con la nuestra, por supuesto, construida con ocasión de la Expo de Sevilla del año 1992, año que se cumplía el quinto centenario del descubrimiento de América.

Esta es la española ¿Cuál de las dos sería la decoración de la nao original? Difícil averiguarlo
No existían planos originales pero, para ser lo más fiel posible a la nave primitiva se realizó una intensa investigación de las técnicas y materiales de la época, no escatimando recursos para conseguir los mejores.
Prueba de ello y como curiosidad, deciros que los árboles de donde se obtuvo la madera se eligieron uno a uno. Y así como la madera de roble para la estructura y el timón vino desde Galicia, la de pino para los mástiles llegó desde Segovia y la de encina y olivo para el aparejo, desde Cazorla.
TAMAÑO Y TRIPULACIÓN
Lo primero que llama la atención es su tamaño. Acostumbrada a los transatlánticos actuales, la nao Victoria con sus casi veintiseis metros de eslora y algo más de seis de manga, no deja de parecerme minúscula para una hazaña del calibre de la circunvalación terráquea.
¡Valoras aún más aquella intrépida aventura! Especialmente a los 45 tripulantes, de los que por la mala fortuna, sólo regresaron 18.
Actualmente, sólo unos trece son sus tripulantes habituales aunque por los distintos puertos se van uniendo algunos voluntarios. Por el impecable estado de conservación de la nao y la pasión con que te explican cada elemento de la misma, se ve que la Nao Victoria es mucho más que su trabajo, es su niña bonita.
BODEGA Y CUBIERTA
Afortunadamente, la bodega, antaño reservada para provisiones y pertrechos, se ha acondicionado con camas y el personal no ha de dormir en la cubierta, sobre el suelo, como antes, cuando el único privilegiado con camarote era el capitán.

Recreación de la antigua bodega

Recreación del camarote del capitán

También en la estancia del capitán guardaban las cartas de navegación y útiles importantes
En el lado opuesto está el denominado pañol de proa, una pequeña zona cubierta donde resguardaban velas, cabos y otros útiles.
Aprendí algunas cosillas curiosas de estos útiles. Por ejemplo ¿os habíais preguntado alguna vez por qué en navegación la velocidad se mide por nudos y no por kilómetros?
Pues muy atrás en el tiempo, a falta de la tecnología actual, ataban en el extremo de una cuerda un tronco o pieza similar y, a continuación, a intervalos regulares, iban haciendo nudos.
Una vez dispuesto un buen trozo lanzaban el extremo al agua por la popa, y dejaban ir la cuerda un tiempo equis, medido con un reloj, de arena claro. Tras esto, contaban los nudos y, voilá, ya sabían a la velocidad que iban, a equis nudos por minuto.
LOMBARDAS Y CABESTRANTE
Me sorprendieron las lombardas. No me esperaba yo cañones en un barco expedicionario. Claro que, bien pensado, tendrían que ir preparados para los piratas, ya fueran o no del Caribe, y para aquellos pueblos poco amantes de recibir “turistas”.
Aunque parezcan delgaditas, las pelotas usadas como munición llegaban a pesar nada menos que 27 kg y lograban un alcance de hasta 1 km. Aunque lo que me pareció más curioso fue la composición de la pólvora: 9 partes de salitre, dos de carbón y 1,5 de azufre.
Destaco finalmente el cabestrante, una pieza que para inexpertos como yo a priori parece anodina, pero de esencial importancia para la consecución de las tareas más pesadas, como subir el ancla o izar la verga mayor. Cuando te dicen que hasta ocho hombres eran necesarios para lograr hacerla girar, es cuando llegas a ser consciente de la dureza de la vida en el mar.
CUBIERTA SUPERIOR
Finalizamos nuestra visita con la espléndida vista desde la cubierta superior
Admirar ese maravilloso entresijo de cuerdas e imaginar a los marineros subiendo por ellas es todo un goce.
Sólo nos quedó el capricho de verla navegar con las velas desplegadas.
Capricho que seguro se han dado otros ya que la nao Victoria, como museo flotante y buque escuela, ha recorrido miles de millas por numerosos países consiguiendo, al igual que su matriz, circunvalar el globo terráqueo.
Nuevamente se marca un hito, la primera réplica histórica que da la vuelta al mundo, si bien, según comprobamos en la imagen inferior, esta vez parece que cogieron algunos atajos.
Por cierto, ¿sabéis cuánto ocuparían las velas todas juntitas? Nada más y nada menos que 286 m2 ¡Alucinante!
Y no quiero terminar este artículo sin mostrar uno de los detalles que más me gustó. La copia de una carta de Juan Sebastian Elcano al rey de España, dándole pelos y señales de las peripecias de la travesía y pidiéndole una compensación para sus marineros.
Sí, un poco complicado leer de una foto y con grafía antigua. Os transcribo el penúltimo párrafo. Me parece genial:
«Mas sabrá Tu Magestad lo que en más avemos de estimar y tener es que hemos descubierto e redondeado toda la redondeza del mundo, yendo por el occidente e veniendo por el oriente» .
Y también el último:
«Suplico e pido por merced a tu Alta Magestad por los muchos trabajos e sudores e hambre e sed e frio e calor, que esta tu gente ha pasado en tu servicio, les hagas merced de la quarta parte e veintena de sus…»
Elcano rogando al rey recompensa para sus sufridos marineros…Constituyó el punto emotivo que siempre me gusta encontrar en mis viajes.
ARTÍCULOS RELACIONADOS
Deja una respuesta