¿Conoces la Ruta de Caesaraugusta, la Zaragoza romana? Si visitaste la ciudad antes de este siglo, seguro que no porque aún no estaba abierta al público. Vamos a recorrerla.

Hubo un tiempo en el que la visita turística a la ciudad de Zaragoza se asoció casi únicamente a la Basílica del Pilar.

En las últimas décadas eso ha cambiado y esa ciudad que siempre me gustó por su modernidad, por su gran ambiente cultural, por su movida estudiantil y sobre todo por la calidad de sus gentes, ha pasado a ser de un gran atractivo para todo aquel visitante que guste de adentrarse en la historia y el arte a través de sus monumentos y museos.

El Pilar de Zaragoza iluminado

La basílica del Pilar y la Pilarica, los máximos exponentes de Zaragoza

Zaragoza siempre ha sido especial para mí. En mi primer artículo sobre ella me quiero centrar en la llamada Ruta de Caesaraugusta porque, a pesar de haber residido allí seis años, mi adolescencia y parte de mi juventud, hace relativamente poco que descubrí esta otra ciudad escondida, la romana.

Y es que, a pesar de los datos históricos que acreditaban su existencia y esplendor durante los siglos I y II d.C., no fue hasta 1972 cuando se descubrieran casualmente los primeros vestigios, siendo ya comienzos de este siglo cuando se abrieron al público los resultados de las excavaciones.

EL TEATRO ROMANO

El teatro es la parte  más impactante a visitar. Originalmente con tres pisos y una altura de unos veinticinco metros, tenía una capacidad para seis mil personas, el tercero en tamaño de la Hispania romana, después del de Corduba y Gades, las actuales Córdoba y Cádiz.

Mapa de los teatros romanos de Hispania

25 son los teatros romanos descubiertos por ahora en piedra, aunque hubo tb de madera. Visitables 13.

Hoy, aún bastante mermado, no deja de impresionar, tal vez por estar encajonado entre modernas viviendas, tal vez por haber sido cubierto por una espectacular cúpula acristalada.

Teatro romano de Caesaraugusta con cúpula acristalada

Está ubicado en pleno centro histórico actual, terreno llano, por lo que su estructura no sigue el canon habitual de aprovechamiento de laderas sino el modelo del Teatro Marcelo de Roma.

Paseamos por la orchestra semicircular y contemplamos una parte del graderío. Aunque hoy no vemos más que un pequeño sector, sus tres niveles indicaban el status de los ocupantes, obviamente cuanto más arriba menos categoría social, el gallinero siempre ha sido el gallinero.

Maqueta del teatro romano de Caesaraugusta

Maqueta del teatro

Hasta el siglo III en que cayó en desuso por los acontecimientos políticos, el teatro se utilizó no solamente para la celebración de espectáculos, fue también un lugar relevante para la actividad social. Posiblemente ésta se desarrollara en la gran plaza porticada contigua al escenario que desafortunadamente no ha llegado a nuestros días.

Como suele ocurrir, ya lo vimos en alguna imagen del teatro romano del post dedicado a Cartagena, nuevos edificios se construyeron encima y muchas de las piedras fueron reutilizadas ya fuera para viviendas o para la construcción de la muralla defensiva de la ciudad.

teatro romano de Zaragoza

De ella seguimos pudiendo ver un poquito en la avenida de Cesar Augusto, muy cerquita del Pilar, junto a la imagen del gran emperador en cuyo honor se dio el nombre a la ciudad.

Como curiosidad, esa imagen en bronce fue una de las varias que regaló Mussolini a las ciudades que habían sido fundadas por Augusto en España, como símbolo del origen de la ciudad, de un pasado común, o quién sabe, tal vez para que no olvidáramos el poder de Roma, fuera del pasado o de ese momento.

César Augusto, el fundador de Caesaraugusta, la actual Zaragoza

Aunque el teatro, considerado Bien de Interés Cultural desde 2001, se puede contemplar desde el exterior, si se quiere acceder a él hay que entrar por el Museo.

EL MUSEO DEL TEATRO

Incluso para los que huyen de museos, yo lo recomiendo. Tiene el tamaño justo para,  sin terminar exhausto, aprender un poco sobre estas obras arquitectónicas tan  importantes social y lúdicamente tanto en la antigua Roma como en sus colonias.

También del cambio que se iba produciendo con el paso de los años, cuando de ciudad romana pasó a medina musulmana, a gueto judío o a espléndida ciudad renacentista.

puerta mudéjar del museo de Zaragoza

Puerta mudéjar expuesta en el museo

Una de las cosas que más captó mi atención fue la imagen de un fragmento de la ley colonial de Urso, la actual Osuna, documento en el que se recogían las normas para la adjudicación de los asientos en los teatros. Sabía que se hacía, claro, pero no que estuviera regulado.

Pieza exhibida en el museo del teatro romano de Zaragoza

Una segunda imagen que me sorprende es la de una especie de calendario de la época, en él se reflejaban todas las actividades festivas programadas, abundantes desde la primavera hasta el otoño.  Imagino que sería bastante más fácil de entender antes que ahora.

Calendario romano expuesto en el museo de Caesaraugusta de Zaragoza

Entre las piezas expuestas también se encuentran monedas, muchas de la época de Antonino, o Caracalla, como le queramos llamar, aparecidas en una de las cámaras radiales y, será una tontería, pero me hace ilusión porque justo acababa de leer el libro de Santiago Posteguillo, “Y Julia retó a los dioses”,  donde se retrata la vida del emperador.

Monedas romanas del museo del teatro romano de Zaragoza

Tampoco faltan en la exposición las artes escénicas. Algo menos importantes en la Roma antigua que las luchas y carreras, pero imprescindibles en las múltiples celebraciones ya que servían no sólo de diversión sino también de propaganda idealista e incluso de lo que podríamos considerar correveydile.

Podía acudir todo el que quisiera, aunque las tragedias iban enfocadas a gente más culta que las comedias, el mimo o la pantomima. Y, la verdad, pongo en entredicho si la novela picaresca española no comenzaría mucho antes de lo que creemos porque en los enredos protagonizados en las obras romanas, parecido papel del pícaro  jugaba la figura del esclavo tejemanejes.

Máscaras utilizadas en el teatro romano

Las máscaras eran habituales. Incluso, en la atelana, otro de los géneros teatrales, sencillo y cómico,  los cuatro personajes, el charlatán impertinente, el tonto gracioso, el abuelo y el astuto jorobado, directamente eran identificados por ellas.

Lo más curioso, y eso también ocurría siglos después, es que a pesar de lo popular del espectáculo, los actores, salvo excepciones, no es que estuvieran ni bien vistos, ni bien pagados.

EL FORO

El foro, el centro neurálgico de la ciudad, donde bullía la vida económica, política y religiosa, se encontraba justo en lo que todavía hoy consideramos una de las zonas esenciales, en la plaza de la Seo, junto a la Basílica del Pilar, el Ayuntamiento y la Lonja.

Aunque en mi humilde opinión y en la muchos zaragozanos, eso no es motivo para que la entrada a la zona arqueológica sea un bloque, bonito y moderno, de acuerdo pero que, tan cerca de la fachada de la emblemática Seo, la Catedral de la ciudad, anula totalmente su visión.

La Seo de Zaragoza y la entrada a la zona arqueológica

Bajamos al nivel de antaño para encontrarnos con los distintos restos arqueológicos de los que fueron los edificios más importantes de la ciudad, así como elementos encontrados en las excavaciones y explicaciones detalladas de la vida diaria de sus habitantes, como por ejemplo,  la jerarquización de los ciudadanos o el papel de la mujer en la sociedad que, la verdad, hasta hace bien pocos años no había variado mucho desde entonces.

restos arqueológicos del foro romano de Zaragoza

LAS TERMAS

¿Qué sería de los romanos sin unas termas? La vida social continuaba allí. En Cesaraugusta no podían faltar.

De las diversas instalaciones con que contaba, que podemos apreciar en una maqueta, quedan los restos de unas letrinas. Se me hace extraño que fueran comunitarias. Os muestro una recreación de las mismas, con capacidad para unas veintinueve personas. Por cierto, que ya me enteré de donde viene una palabra más, este lugar se llamaba «cacator».

recreación de letrinas romanas

Con los años fueron derribadas para construir una piscina porticada al aire libre. Se conservan casi diez metros de longitud, aunque se cree que llegó a medir unos dieciséis. De las columnas que la rodeaban sólo quedan tres basas. Se calcula que podrían tener una altura de 5 ó 6 metros y que iban acompañadas de esculturas.

Esta es la imagen que presenta ahora, medio restaurada. Los banquitos no cuentan, son para la proyección que completa la visita.

Baños romanos en Zaragoza

Y esta otra, toda en mármol blanco, la recreación, aunque faltan los adornos cerámicos de las paredes. Hum… es evidente que el lujo no es algo que se haya inventado hace poco.

recreacion de baños romanos de Caesaraugusta

EL MUSEO DEL PUERTO FLUVIAL

Para finalizar nuestro recorrido, nos acercamos al museo del Puerto Fluvial. No lleva mucho tiempo la visita y podremos contemplar las piedras por las que bullía el intenso comercio de redistribución de mercancías propiciado por el transporte a través del río. Os muestro la maqueta recreada.

recreacion de edificio del puerto fluvial de Caesaraugusta

En resumen, una interesante inmersión en la España romana amenizada en algunos puntos por explicaciones teatralizadas y  proyecciones  que te hacen sentir no sólo visitante sino también espectador partícipe de la vida cotidiana de la época.

visita teatralizada en el museo del anfiteatro romano de Zaragoza

Ha sido un día muy denso, aunque no puede quedar aquí nuestra visita a la ciudad. La otrora Caesaragusta, la actual Zaragoza, da para varios días más de incansable recorrido. Nos saldrán a cada paso sus fachadas renacentistas, sus torres mudéjares, sus iglesias…, sin olvidarnos de las obras de esos dos grandes artistas que fueron Pablo Gargallo y Francisco de Goya.

No puedo evitar una pizca de orgullo al hablar de Zaragoza y de su gente. César Augusto llegó y, de alguna manera, allí quedó para siempre. Salvando las distancias, también en mí permanecerá por siempre jamás.

 

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