Tras varios años en Indonesia, he aquí mi despedida del país y sus gentes. Despedida física, que no de corazón. Allá adonde yo vaya, conmigo iréis.

La vida te da sorpresas

A finales de los 70 la Orquesta Platería popularizaba en España la canción “Pedro Navaja”. Unas simples manos impactando sobre el instrumento acústico que tuviésemos más a mano (un cubo, una caja…), eran suficientes para atraer a todos los de alrededor, hechizados en rítmicos movimientos al compás contagioso de sus notas.

Su letra no tiene nada que ver con este blog ni con este país, por supuestísimo, pero viene hoy a colación por la repetida cantinela final que, en las últimas semanas, se viene a mi cabeza una y otra vez: “La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida”.

La vida me ha dado sorpresas, efectivamente, muchas y de muy diversa índole. Una de ellas la oportunidad inimaginable hasta hace unos cuatro años, de vivir en este remoto país, Indonesia, provocando un giro de 180 grados en mi forma de pensar y actuar.

Anochecer en una Playa indonesia

Sorpresas te da la vida

En la faz opuesta, sorpresas te da la vida, recientes giros se han producido, igualmente drásticos, aunque de tintes diametralmente distantes. La última de ellas ha redundando en un retorno a España mucho más precipitado de lo que todos, por las circunstancias, hubiésemos deseado.

 Esta es la vida, una de cal y una de arena, algo que no siempre podemos controlar.

¿Continuar con mis relatos?

Debido a mi marcha de Indonesia y a toda la vorágine posterior, me he replanteado si seguir con mis relatos, motivo por el que no he publicado en los últimos meses a pesar de que, como os comenté no hace demasiado, tenía textos ya preparados.

Tras muchas dudas, y algún que otro empujoncillo, he decidido seguir adelante porque es un excelente pasatiempo mental para mí y porque, a fin de cuentas, no se trata de un diario sino de detallar en primera persona lo que significa descubrir una nueva sociedad y sobrevivir en otro país y eso, a fe que lo he hecho.

Conduciendo en Makassar

S.O.S., mi primer día al volante en Indonesia. ¡Ya lo creo que soy una superviviente!

Además, he podido constatar que las narraciones,  no sólo han entretenido a unos sino que han servido de ayuda a otros que planeaban aterrizar por estos lares.

Después de más de cuarenta artículos publicados sigo con la certeza de que no he hecho más que empezar a relatar, así que, aunque ahora no disponga de tanto tiempo para sentarme ante la pantalla, intentaré seguir transmitiéndoos todas mis experiencias y descubrimientos, tanto en Indonesia como en los países vecinos que tuve la oportunidad de visitar.

Confío en que me sigáis acompañando en los distintos lances.

No sé si algún día regresaré a Indonesia. Tal vez, puede ser. Pero, por si acaso no fuera así, si me permitís, quisiera dedicarle unas palabras de despedida, de despedida física, que no de corazón. Creo que bien lo merecen tanto el país como su gente.

Mi vision de indonesia, antes y después de conocerla.

Para que pudieseis entender plenamente mis palabras debiera hablar aquí de mi visión de Indonesia antes y  después de mi estancia en ella. Aunque, para no alargarme en exceso, he preferido dejarlo plasmado en otro artículo, al que podéis acceder clickando justo aquí.

Temática que expuse como ponente invitada al Seminario de Literatura, Lingüística y Cultura organizado por la Universidad Hasanuddin de Makassar muy poquito antes de abandonar el país.

Sólo apuntar que, todas las aprensiones e intranquilidades que albergara antes de trasladarme a este país, las cuales dejé también patentes en el primer artículo de este blog, quedaron bien pronto eclipsadas, especialmente las relativas a mi condición de mujer occidental, a la religión y a la seguridad.

Apuntome a un bombardeo

He procurado conocer en primera persona de la vida diaria de la población indonesia, de su manera de pensar, de sus tradiciones, de sus sueños, de sus inquietudes… Así que he preguntado mucho, abriendo a tope ojos y oídos.

Me he apuntado a cuantos “bombardeos” se me han presentado, teniendo así la oportunidad de disfrutar junto a ellos algunos de sus momentos, importantes o cotidianos.

Heritage day en Makassar

Apoyando el Heritage day vestidos con sarong

 Me he unido a sus cantos, sus risas, sus juegos… “subsistiendo” a algunas experiencias de lo más locales. Pero lo fundamental es… haberme unido a sus emociones.

Día de playa en Sulawesi Indonesia en el corazón

Tras una noche en la playa compartiendo una sola habitación de matrimonio con diez chicas locales

Me han abierto sus hogares y sus corazones, ni una sola queja puedo tener del trato que me han dispensado desde el primero hasta el último de sus habitantes  y desde el mismo momento en que pisé la aerolínea indonesia, aún en suelo europeo,  hasta el que regresé y salí por la puerta, tal vez del mismo avión.

En Fort Roterdam con chicas locales

Quedarán en mi memoria

Las playas desiertas, las palmeras y cocoteros sin fin, las curiosas barcas, los llamativos templos y mezquitas, los impactantes volcanes, la diversidad y riqueza cromática de las artes tradicionales, etc., etc., etc., siempre estarán en mi memoria.

templo Ulun Danu en Bali

Templo en el lago formado en el cráter de un volcán

 

Arrozal de Bali

Uno de los numerosos arrozales. ¿Cómo no ser Patrimonio de la Humanidad?

Playa de Indonesia en el corazón

Un gran placer: disfrutar la paz de las cosas sencillas

Volcán indonesio visto desde el aire

¡Imponente! Uno de los ni sé cuántos volcanes que nos rodean

Danzarines balineses

300 etnias dan para mucho, mucho color

Creo incluso, y sonrío irónicamente al pensar en ello, que tal vez hasta eche de menos en alguna ocasión ese clima tropical con temperaturas de las que tanto, en un principio, me quejé.

Y esos lagartos a los que cuando menos esperaba tenía que ceder el paso en la calle o la estancia en mi propio patio, erizándose mi piel.

Lagarto en la calle en Makassar

Este es de los pequeños, pero visto en mi patio, para mí, mayor que King Kong

En cuanto a esas miradas curiosas sin atisbo de maldad, esas sonrisas llanas y sinceras, esa generosidad y amabilidad sin límites… ésas… irán en mi corazón, por siempre jamás.

Barrio pobre de Makassar Indonesia en el corazón

Vecinos de un barrio realmente deprimido y aún así, ofreciéndonos comida.

Colegiales con uniforme en Makassar

El alma encogida

Con el alma encogida llegué, por temor a lo desconocido, y con el alma encogida me fui, por no haber podido ofreceros ni la mitad de lo que vosotros me habéis proporcionado a mí: una nueva forma de ver y entender la vida.

No puedo deciros adiós, mi querida Indonesia, mis queridos indonesios, porque ahora formáis parte de mí. Allá donde yo esté estaréis, allá adonde yo vaya, vendréis.

Reunión de amigos en Indonesia

Mi agradecer

Hay dos personas a las que ineludiblemente debo nombrar antes de finalizar, fueron las primeras que abrieron Indonesia para nosotros, en Jakarta y Makassar respectivamente, Rina y Yanti, dos grandes mujeres, cada una con un estilo bien distinto.

Siempre seréis especiales, queridas amigas.

Comiendo con una amiga de Sulawesi

Yanti, profesora de inglés. Timida y serena.

Visita al botánico de Jakarta

Rina, técnico bancaria. Extrovertida y risueña

En cuanto a ti, Darma, qué puedo señalar… mi profesora de indonesio, además de alumna entusiasta de nuestra lengua y cultura, cicerone, ángel de la guarda, inagotable fuente informativa y conseguidora de todo aquello que pudiera desear… Pendiente de todo a mi alrededor hasta el último, último minuto.

¿Cómo íbamos a poder separarnos en ese postrer abrazo, cómo íbamos a poder contener esas lágrimas que prometimos no verter? La expresión “gracias mil” por todo lo que me has aportado y por todo lo que hiciste por nosotros, se queda demasiado pequeña, aunque la repitiese el resto de mis días.

Con amiga indonesia en festival de Makassar, Indonesia en el corazón

TERIMA KASIH

Terima kasih Indonesia, terima kasih orang-orang Indonesia.

(Gracias Indonesia, gracias indonesios).

Inclino mi torso al tiempo que llevo mi mano derecha al corazón y después a la frente. Mi agradecimiento y respeto, al estilo indonesio.

¿Imaginé alguna vez un pesar tan profundo por dejar otro país que no fuera el mío…?

La vida te da sorpresas…sorpresas te da la vida.

 

 

 

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