¿Cómo obtener el carnet de conducir en Indonesia? ¿Cómo es tu primer día al volante en tierras asiáticas? Yo diría que… toda una descarga de adrenalina.
Mi marido quiere que aprenda a llevar la moto, qué mejor sitio, me dice, así podré moverme sin necesidad de taxis cuando él no esté. Y digo yo, ¿no habrá mejores formas para suicidarse? Y si lo que quiere es librarse de mí, pues ¡que lo diga claro, hombre, que hoy en día ya se puede hacer el divorcio exprés!
Tras más de un año de síes y noes, finalmente nos decidimos a comprar coche. Con el coche sí que me atrevo, así que me voy a sacar el carnet de conducir local porque el internacional ya está a punto de caducarme. Normalmente se conseguía por ventanilla, pero ahora resulta que no, que ineludiblemente hay que hacer examen en la jefatura de tráfico, con un ordenador, ante una cámara web.
Como la conducción por estos lares ya hemos visto en otros posts que es algo “autodidacta”, no creo que tenga demasiado problema para el examen. Pero hete aquí que me veo sobre una mesa el código de circulación. No le hice foto porque como estábamos en la Policía no fuera a ser que estuvieran prohibidas las cámaras, pero en verdad que era para inmortalizarlo. Casi tan grande como el de Petete. No me lo puedo creer. ¿Es que nadie lo leyó? Efectivamente, debe ser algo nuevo, y nadie lo conocía hasta ahora, no hay otra explicación.
No hay edición más que en su idioma así que mi gozo en un pozo, mi nivel de indonesio no da para tanto. Pero el señor que me atiende es muy agradable y dice que no me preocupe, que él me ayuda, a fin de cuentas, llevo ya más de treinta años conduciendo, cómo no voy a saberme el código, pero que el ordenador hoy no funciona, que me haga la foto, rellene formulario y vuelva mañana.
Agradecida regreso al día siguiente y, bueno, en habitación aparte, el carnet ya estaba listo. Debe ser que miraron mi expediente de incidencias de la DGT y vieron que nunca me habían quitado ni un solo punto del carnet. Estoy segura.
Así que, contenta, me voy flechada a casa para empezar a practicar por dentro de la urbanización. Lo primero que hice fue subirme al asiento contrario, claro. Salgo otra vez del coche y empiezo de nuevo. Afortunadamente los pedales están en el mismo orden, y no es difícil manejar la palanca de cambios con la izquierda.

Esta es la cara de felicidad del comienzo
Sin embargo, cada vez que intento acceder a ella, me doy el porrazo con la puerta, porque tiendo a usar el brazo habitual, el contrario, y si he de poner intermitentes, luces, limpiaparabrisas… que también están al lado contrario, se pone en marcha todo menos lo que deseo.
A esto se unen los continuos “giiiira más que vas muy pegaaada, pasaaaaa que ya se pararáaan, no hagas stop ni ceda el paso que te pitaráaan, no pongas intermitentesssss que los vas a liaaar… De verdad, no sé qué era más estresante si estar inmersa en toda la vorágine de vehículos o escuchar los berridos. Por ahí por ahí anda la cosa.

Y esta es la cara que se me va poniendo poco después
Así que haces acopio de autocontrol para eso y para no sobresaltarte con los múltiples pitidos, porque no es que te estén bronqueando, ni vayan de chulos, sino avisando de que te van a adelantar o a realizar alguna maniobra más normalilla o menos.
Y acopio de autocontrol también para poder dedicar los cinco sentidos no sólo a esos que se te acercan de frente por tu carril sin el menor pudor, mientras adelantan en sentido contrario, sino igualmente a los cinco o seis que te adelantan al mismo tiempo por ambos lados en la vía de un carril, los que aparecen de repente cruzando la medianía para cambiar de sentido, los que te salen de una calle sin mirar si viene alguien, los que te hacen el giro o el cambio de carril sin intermitentes, etc., etc., etc. Además, no es que te ocurran estas cosas de una en una, es que de normal, se juntan varias a la vez. Que nooo, que sigo sin exagerar.

A ver, ¿alguien me puede decir cuál es el que va en el carril correcto? ¿Que quizá está adelantando? Pues puede ser, es que me despistó la línea continua.
Decididamente no es lo mismo ver los toros desde la barrera, en absoluto.
Los dos días siguientes voy con amigas mucho más reposadas, que no me gritan constantemente, eso ayuda. Aun así, una va nerviosilla y asustadilla: -¿Puedo bajar un poquito el aire acondicionado? me preguntan. –Ah, pero ¿está puesto? Yo voy sudando a chorros.
Eso es lo que confieso, y se ríen, pero guardo para mí que también tengo la boca seca, me tiemblan las manos, se me ha agarrotado el cuello y las tripas me están dando vueltas.
–Vale, dejaremos puesto el aire, jaja, pero oye, que llevamos ya un buen rato detrás del becah (bici con carro), lo puedes adelantar eh.
– ¿Adelantar? Pero si no dejan de pasar por el otro carril en bandadas de a cuatro o más.
-¿Y..? – Cómo que y..? Pues y nada, y nada, ¿cómo te lo explicaría yo? ¿Esperar a que haya suficiente distancia con los del frente para adelantar? Para qué, ya se apretujarán un poco cuando te vean lanzado por su carril.
Al final, en un alarde de bravura, ¡adelanté! Todavía resuenan en mis oídos los aplausos, hasta los del señor de la bici.

Y es que, acostumbrarse a situaciones como ésa y como ésta que muestra dreamstime.com, absolutamente real y habitual, necesita un tiempo ¿no creéis?
Como hasta ahora no me fijé por dónde ir a los sitios, me van enseñando: -Para ir a casa, toma como referencia esa verja, aquel edificio… -¿Pero de verdad creéis que me puedo fijar en algo más? -Es verdad que se necesitan cuatro ojos. -¿Cuatro? Eso no es correcto, ¿no serán cuatrocientooos?
Porque hay una preocupación añadida, y es que casi nadie tiene seguro y ¿qué pasa cuando hay un accidente? Pues mejor reza para que no lo haya, porque la norma es que corra con todos los gastos el que más poder adquisitivo tenga, independientemente de quien sea el responsable del siniestro. Y ser extranjero, para ellos, aun sin saber a qué te dedicas, es el equivalente a ser rico.
Por eso los de fuera nos solemos asegurar. Ignoro si hay distintos tipos de póliza, imagino que sí. Al comprar nuestro coche a un compañero que se marchaba, el seguro ya lo traía, y no dejé de asombrarme cuando me dijeron que cubría todos los daños propios y ajenos, incluso arañazos de pequeños roces, sin preguntas, sin peleas con otras compañías, sin testigos… y solamente se ha de dar parte la policía si ha habido heridos o lesionados.
De todas formas, para acabar antes, a veces no se suele acudir ni al seguro, si el daño es poco o nulo, como un poco de teatro le echan, se da algo de dinero a la otra parte (200-300-500.000 rupias, entre 12 y 30 euros, que ya es un dinerillo para muchos), y todos contentos.
En fin, crucemos los dedos y procuremos no dramatizar demasiado. El pánico se va pasando antes de lo que imaginaba. Porque, ¿qué dice el refrán? A donde fueres…
Y eso es lo que hago, lo que me da la gana, despacito, eso sí, y sin pasarme demasiado. Y veo que todo funciona. Os pongo un ejemplo: El tercer día de conducción, salimos de una calle del extrarradio para meternos en una vía, muy transitada, de acceso a la ciudad.
Yo dije, oye, ¿estás segura de que esta calle es doble sentido?, porque fíjate, todos los que están parados y además en dirección contraria, yo creo que esto es un estacionamiento. Y me contesta, sí estoy segura, eres tú la que estás en el carril equivocado, y están parados esperando a ver qué te decides a hacer.
¡¡¡Ostras, es verdad, que voy por la derecha!!!! ¿Es que alguien pitó o salió por la ventanilla con puños intimidatorios? ¡Ni uno! Sólo pararon y esperaron.
![la foto [2126]](http://magdabatik.com/wp-content/uploads/2017/07/la-foto-2126.jpg)
Bueno, a veces ves algún pequeño incidente como éste, justo frente a casa, pero ya estaba ahí cuando yo salí, eh, palabrita.
¡Ay!, esta actitud sí que preserva el corazón, y no la que se lía en cualquiera de nuestras ciudades. Así que enseguida me he acostumbrado a conducir acá aunque, no me preguntes ahora por qué lado se debiera circular aquí o en España, porque con toda seguridad me tengo que parar a pensar. Tranquilos, tranquilos, cuando vuelva a casa, repasaré el código antes de coger el Twingui.
Mientras tanto, ya que no he visto nada parecido por las tiendas, estoy pensando si imprimirme una camiseta con la frase “Yo sobreviví a mi primer día al volante en Indonesia”.
LA OCASIÓN BIEN LO MERECE.
20 julio, 2017 a las 10:08 pm
Qué de risas nos hemos echado, tu amiga Loli y yo, con tu relato ESTRENANDO CARNET DE CONDUCIR INDONESIO.
Hemos tratado, sin éxito, imaginar cómo nos sentiríamos nosotros conduciendo por esos lares y, al final, hemos preferido dejarlo. Ya con el magnífico relato que nos has hecho, te hemos visto y hemos escuchado el latir, desesperado, de tu corazón.
¡Qué valiente eres!¡Qué te admiramos!¡Y cuánto nos alegramos de que hayas sobrevivido! Felicidades y enhorabuena campeona.
Muchos besos de estos que te quieren Loli y Manuel.
21 julio, 2017 a las 9:22 pm
Ay, Malolillo y compañía, cuánto me alegra sacaros una risa, con la de veces que me la habéis sacado vosotros a mí. Y de admiraciones ya hemos hablado otras veces. Sois un gran ejemplo para mí. Besitos, dos mil.
27 julio, 2017 a las 6:59 am
Bravo, bravisimo…
27 julio, 2017 a las 10:25 pm
Jajaja, gracias. Bueno, conducir en Madrid a veces tampoco es moco de pavo.