Becak, bentor, ojek, pete pete… ¿de qué tipos de vehículos estamos hablando? Paseemos en ellos.
Como bien sabemos todos, la moto es el vehículo más utilizado en Asia, e Indonesia no iba a ser la excepción. Por ello merece que le dediquemos un post en solitario, “El reinado de las motos” que publicaré en breve. En él hablaremos largo y tendido sobre este medio de transporte al que, si fuera una persona, le dedicaría el calificativo de polifacético porque es que, hijos míos, lo mismo sirve «para un fregao que para un guisao».
Hablaremos hoy de los otros vehículos que, no es que sean extraños, pero algunos tienen sus curiosidades. Comencemos por el automóvil el cual hemos de reconocer que día a día está ganando terreno, aunque momento no es asequible para la mayor parte de la población. Démosle unos años.
Personalmente opino que si ya el tráfico se congestiona, luego mejor no pensar, si bien es cierto que gran parte de los atascos no se producen tanto por el volumen de vehículos, que también, sino por el incumplimiento de las más elementales normas de circulación.
A día de hoy, el coche es para la clase media tirando hacia arriba, por lo que utilitarios ves pocos. Prefieren coches todo terreno, en parte porque aparentan, en parte porque sufren menos con los habituales baches y en parte porque tienen mucha más capacidad, y eso es algo importante en un país como éste, donde la familia aún es todo el clan.
Da gusto verlos siempre impecablemente limpios y sin un solo arañazo ni abolladura. Y, es curioso, porque tal como compras el coche te lo llevas, y los papeles ya llegarán dentro de un par de meses.
Pero, de entre los vehículos familiares, yo me quedo con las furgonetas, éstas sí más comunes, sobre todo en zonas rurales. Y es que ver a toda la familia, en la parte de atrás, al descubierto, es de lo más refrescante, al menos en sentido metafórico. ¡Se ven tan felices, riendo y saludando a todo el mundo!
También a los jóvenes les resulta más divertido y barato para trasladarse en sus excursiones.

Va a tope ¿verdad?

!Pues era que no iba a tope!

Mismo vehículo visto por delante. Ahora creo que ya sí va a tope, aunque sólo porque no quedaba nadie más, ¡porque sitio sigue habiendo!
Mención aparte tienen los coches de las novias. Cualquiera sirve, bien engalanado. Los lazos y las flores, aquí no se llevan mucho. En su lugar, fijaros qué monos los dejan:
Y lo que os va a dejar boquiabiertos, puedes alquilar los servicios de la policía para que te escolte y vaya abriendo paso en el tráfico.

Creíais que era broma ¿no? Y fijaros en el pedazo de bocina, ¡como para no enterarse de que hay que dejar paso!
Hay otros tipos de vehículos comunes, que seguro hemos visto en reportajes. El más antiguo, en vías de extinción, es el BECAK (pronunciado bechak). Se trata de una bici con un carro de madera para pasajeros acoplado delante. Lucen bastante desvencijados y, aunque en zonas modernas está prohibido, circulan por barrios locales o por el centro, donde los prohibidos son los bentor, intentando así preservarlos de la desaparición.

Cuando no tienen demasiada faena, pues hay que aprovechar para un descansito
El BENTOR es lo mismo, pero más moderno, con moto y carro metálico. Hay muchísimos, unos sencillos y otros maqueados, dignos de exposición. A veces con unos amplificadores gigantescos bajo el asiento o alfombrillas de pelo largo para los pies. ¿Qué cuántos caben? Pues depende de lo que abultes y de lo que te quieras/puedas apretujar. Nosotros dos vamos algo justitos, ellos, la familia entera, sobrados.

De normal no lucen tan chulos, pero éste está bien maqueado,
Esos vehículos parecidos pero tirados por personas que aparecen en las películas sobre Asia, no existen aquí, al menos en la actualidad. ¡Qué harían si no los vendedores de gasolina! No digo yo los grandes emporios sino estos puestos que te encuentras por cualquier esquina. No me digáis que no son dignos de mención.

Estos puestecillos están por todas partes. Que sí, que sí, que es gasolina, aunque no creo que de Repsol
Aunque hay taxis convencionales, los vehículos anteriores hacen también esa función, a precio mucho más económico el cual, como en todo, previamente has de negociar. Si no lo haces así, no tendrás más remedio luego que pagar lo que al conductor se le ocurra, que suele ser el doble o triple de lo que debiera.
La sensación que yo tengo al subir en ellos es la de volver a la tierna infancia, cuando nos llevaban en el carrito. Hasta disponen de fundas de plástico preparadas por si llueve. Lo que me pregunto es si cuando éramos bebés también tendríamos la sensación de que en cualquier momento cualquier otro vehículo nos iba a embestir de lleno.
Igualmente, una simple moto puede ejercer de taxi, denominándose cuando se usa para este menester, OJEK (léase Oyek). Unas son legales y otras no tanto. No tienen cartelito de taxi ni nada por el estilo, pero no te tienes que preocupar por cómo reconocerlos, ellos te reconocen a tí.
Por cierto, como ya comentamos en uno de los primeros post (Ya en el avión 3ª etapa), si coges un taxi convencional, asegúrate de que tenga taxímetro o en su defecto, de nuevo, no olvidas negociar el precio de antemano. Y llevad cambio, que casi nunca tienen y se quedan con demasiadas buenas propinas. Estos taxistas, ¡son iguales en todo el mundo!
En cuanto a transporte público comunitario, también hay. Autobuses grandes pocos, más bien ninguno. Yo solamente he visto uno que va del centro comercial de una punta de la ciudad a otro de la otra punta, sin embargo curiosamente sí hay un carril bus, del que no creo tan siquiera que la mayoría se haya percatado.
Lo curioso de los autobuses (en Jakarta, por ejemplo, sí que hay muchos) es que las puertas de acceso no están a dos cuartas del suelo como los nuestros, sino a algo así como un metro. Lógicamente, la parada tampoco está en la misma calzada, sino en una plataforma elevada. Conociendo cómo se conduce, yo creo que es para evitar que los que esperan sean arrollados por cualquier vehículo.

Las hay también el doble de altas, y la plataforma puede ser simplemente una madera sobre varios listones
Lo que sí hay a patadas son “pete pete” unos microbuses de color celeste de tarifa fija, no importa si vas a 200 metros o al otro extremo de la ciudad. Hay dos asientos corridos a ambos lados y entra todo el que quepa, sentado, en cuclillas, o medio fuera, como sea (de pie no, que no da la altura). La puerta, de existir, está siempre abierta, imagino que por varios motivos: a falta de aire acondicionado permite algo de corriente, la subida y bajada es mucho más rápida y hay más hueco de cara a las horas punta.
Son bien llamativos y no te tienes que preocupar en buscar la parada, ni siquiera sé si hay. También son ellos los que te ven a ti. Te pitan continuadamente y bien fuerte desde donde estén, a tu lado o en la otra punta de la calzada, hasta que captan tu atención. No hay paradas estipuladas, allá te veo allá te pillo, aquí me viene bien, aquí me bajo. Y, la amabilidad que no falte, aunque hay rutas, si se han de desviar un poco para dejarte, se desvían, de ahí que pase como en las consultas médicas, sabes a qué hora entras, pero no a la que saldrás.
Nosotros no nos hemos lanzado aún a utilizar este tipo de vehículos, con la moto tenemos suficieeente aventura. Al principio llegas con todos los huesos doloridos de coger baches y dar frenazos, pero luego te vas encalleciendo. De todas formas, yo nunca he aprendido a conducir motos, siempre he ido de paquete, y el depender de alguien para salir me restaba libertad, así que finalmente nos decidimos a adquirir coche.
Con pena de mi corazón no me han dejado comprar uno de los que se ven de vez en cuando expuestos en el centro comercial, pero qué se le va a hacer, no se pueden tener todos los caprichos.

¿Mola un bailecito? ¡Y los cuadritos superiores, pantallas de TV!

En el interior más pantallas y ¿qué me decís de los pedales? Lástima que no se aprecien los brillantes a todo alrededor y en el dibujo central

Pero yo me siento atrás eh, acompañada o sola, da igual.
¡Ayyyyyy, otra vez será! Aunque con mi utilitario, chiquito y normalito estoy contenta, lo único que igual me venía bien al regresar a casa un traguito de alguno de los licores que tenía el de la imagen o mejor una tilita, que relaja y no adormece porque, tengo que confesar que hasta el momento en que no he estado yo al frente del volante, no me he dado cuenta de lo que significa conducir en este país.
¡Conducir en Indonesiaaaa…..ajjj…… eso es otra historiaaaa……….!
Y como tal….. os la cuento en dos próximos artículos: “El tráfico en Makassar” y “Estrenando carnet de conducir”. Hasta entonces. Buen viaje.
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