Hablar de Seúl es hablar de palacios imperiales. Hoy nos centraremos en el segundo más importante, Changdeokgung, y sus famosos jardines secretos.
Efectivamente, nada más y nada menos que cinco palacios reales encontramos en Seúl, la capital de Corea del Sur.
El nombre del que hoy nos ocupa tiene guasa de pronunciar, hay que hacer un esfuerzo. Mucho más fácil me resultaría de recordar por su significado, más o menos, “Próspera Virtud”, o por su otro nombre, Palacio del Este. Y es que le gusta a la gente complicar, con lo explícito y sencillito que es este último.

Fachada del recinto exterior
PEQUEÑA HISTORIA DEL PALACIO REAL
Construído en el 1405, no podemos decir que estemos contemplando seis siglos de historia ya que, en 1592, durante la invasión japonesa, fue arrasado por el fuego. Si bien es cierto que, dieciocho años después fue restaurado y utilizado como palacio principal durante doscientos setenta años.
Pero no iba a quedar aquí su historia. En 1917 fue nuevamente destruido por el fuego. Es el gran riesgo de una estructura totalmente de madera, paredes, techos y suelos, levantada sobre pilares para aislarla mejor de las extremas temperaturas.
Sí, porque parece que Seul es como nuestra Extremadura pero elevado al cuadrado, es decir, que en verano te sofríes y evaporas y en invierno te solidificas. Vamos, el yin y el yang , tan presente en la cultura coreana, hasta el punto de constituir la imagen de su bandera nacional.
Para mi asombro, los edificios no fueron reconstruidos tras el incendio sino que desmontaron los de otro palacio y se los llevaron para allá. Como consecuencia, muchos fueron modificados o dañados, por lo que en 1991 comenzó de nuevo una restauración.
Aunque no sea pues el palacio original, se ha dejado lo más parecido posible. El resultado es una preciosidad. Prueba de todo ello es que en el año noventa y siete entró a formar parte del Patrimonio de la Unesco.

Detalle de un alero. Bambú policromado.
LAS PUERTAS DE ACCESO
Con ese respeto a la naturaleza que tienen los orientales, el palacio real fue edificado a lo largo de la montaña porque, ya sabéis que los palacios allá no son como los europeos, enormes moles distribuidas interiormente, sino pabellones individuales cada uno con su cometido específico.

En los tejados de algunas puertas y edificaciones se pueden ver esas pequeñas y esquematizadas esculturas típicamente coreanas

Simplicidad y armonía es el secreto de todo el recinto
Aunque actualmente están bastante desprovistos de mobiliario, alguno se puede ver, dándote cuenta entonces de cuán lujosos pueden llegar a ser unos aposentos tan aparentemente sencillos.

Maderas nobles primorosamente labradas y con incrustaciones de nácar es la tónica en armarios, estantes, mesas, sillas…
Para acceder a los distintos pabellones, hemos de traspasar tres enormes puertas y sendas explanadas.
Por cierto que, llaman la atención los numerosos pivotitos de piedra en la última explanada. Creemos que es mera decoración pero ¡no! Se trata de marcas para la exacta colocación de la guardia.
LOS DISTINTOS PABELLONES
En cuanto a las dependencias, podemos citar algunas de las más importantes -y agradecedme que no voy a haceros leer nombrajos impronunciables, os los doy ya traducidos:
La Sala del Trono, usada como es lógico para los actos más formales, como audiencias, coronaciones o recepciones de embajadores extranjeros.
Nueva curiosidad. ¿Véis unas pequeñas rampas en los peldaños? Os acerco una.

Esta detalle pertenece a otro palacio pero nos sirve como ejemplo
¿A alguien se le ha ocurrido pensar que, decoradas y tan pequeñas entre los tramos de peldaños, servían para otra cosa que no fuera también mera ornamentación? A mí desde luego no.
Pues tiene su intríngulis: ¿Cómo se desplazaban los emperadores? En palanquín. Así que los porteadores subían por las escaleras mientras que el receptáculo marchaba sobre las rampitas delicadamente talladas. Vamos, que el que puede, puede.

Interior de la Sala del Trono

El trono, de madera labrada.
Las dependencias de la emperatriz se encuentran allá perdidas por el fondo, detrás de las del emperador.
Pero… mire usted por donde que el mandatario de la 24th dinastía, en el lateral, muy próxima a su pabellón, vino a ordenar la construcción de un edificio para su concubina favorita, prácticamente igual de grande y lujoso que el de la esposa. No sé yo ambas cosas cómo se llevarían en familia.
En fin, lo indudable es que a mí, de primeras, este palacio real me recordó muchísimo a la Ciudad Prohibida de Pekin aunque, cierto que aquí los colores son más pasteles. Y me pregunto qué fue primero, si el huevo o la gallina, porque ésta fue construída entre 1406-20, o sea, por los mismos años.
Rojo, amarillo, azul, verde, blanco y negro, bien puros o mezclados, dan a las techumbres, ya de por sí auténticas maravillas, un aspecto espectacular.
LOS JARDINES SECRETOS
Con estas fascinantes imágenes en la retina, nos dirigimos a la entrada de los denominados Jardines Secretos, cuyo acceso sólo es permitido con guía en la hora exacta que te toque. De dónde han salido de repente tantas personas, no lo sé, así que hay que espabilar para posicionarse bien si quieres ver, oir o sacar alguna instantánea sin tropecientos desconocidos de por medio.
Al igual que hoy, en su época sólo podían acceder al jardín del palacio real las personas autorizadas, aunque no se tratara entonces de turistas curiosos sino de amigos y familiares del emperador o de los altos cargos.
Fiestas, prácticas deportivas del emperador, campeonatos de tiro con arco… eran actividades habituales en los jardines, que venían a ocupar, nada más y nada menos que un 60% del total de la superficie del palacio.

Uno de los pabellones del jardín
Otras veces se contentaban con disfrutar del relax que estanques, paseos, trinos de pájaros, flores y árboles proporcionaban.
El emperador incluso se dedicaba a plantar diversos tipos de granos, y la emperatriz a las tareas de sericultura, tan común en la zona… en fin, lo que hace cualquier familia en su jardín, salvando las distancias, claro está, que no me los veo yo cortando el césped ni quitando las hojas muertas.

Hasta una biblioteca, y es que debe ser una gozada leer en este entorno
Por ser un jardín acoplado en la naturaleza, por su magnífica conservación, por sus bellas edificaciones y por sus encantadores rincones, desde 1997, al igual que el palacio real, forma parte del Patrimonio de la Unesco.
Finalizamos nuestro recorrido ascendiendo por esta maravillosa escalinata:
Y, podéis creerme, de esas veces que en vez de quejarte de la subida, volverías a bajarlas.
SI QUIERES CONOCER UN POQUITO MÁS DE SEÚL, TE DEJO ESTOS ENLACES:
DMZ, un lugar entre las dos Coreas
El cambio de la guardia real en Seúl
Gamcheon Culture Village (Busan): un barrio para soñar despierto
7 abril, 2021 a las 4:33 pm
Muy Buena Información.
26 abril, 2021 a las 8:05 pm
Gracias. Me alegro que sea de tu interés. Saludossss